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Introducción

Los orígenes de la arquería japonesa se remontan a la antigüedad, con testimonios arqueológicos que demuestran la utilización del arco y flecha para la caza en el archipiélago Japonés desde hace más de 3,000 años. Desde los mismos principios de la civilización nipona, la arquería japonesa se ha transformado y desarrollado de manera paralela con la cultura japonesa por milenios. Durante su larga historia, el arco japonés - llamado yumi - ha sido un arma de caza y de guerra, un mediador ceremonial y religioso, y una herramienta para cultivar la virtud humana.

 

El papel del yumi como un arma de combate fue de gran importancia para el samurai, quien tenía la arquería como uno de los elementos fundamentales de su formación militar. No era solamente un arma de letal fuerza y alcance, sino que también era fundamental para el entrenamiento psicológico y espiritual del guerreo debido a la concentración y control que requiere su práctica. En este contexto, la práctica de la arquería se llamaba kyujutsu, y era crucial el utilizar el arco de la manera más eficiente con el fin de maximizar su potencial de matar.  Por otra parte, el arco también era utilizado en rituales religiosos del Shintoísmo como por ejemplo el Yabusame (arquería ceremonial ecuestre), donde el acto sagrado de disparar el arco era un tributo a las deidades (kami). Asimismo, las clases nobles influenciadas por el Confucianismo practicaban la arquería ceremonial como una actividad virtuosa y una demostración de la más alta etiqueta (reigi) en las cortes imperiales.

 

Debido a su presencia y relevancia en tantos ámbitos de la civilización japonesa, la arquería japonesa prosperó durante el Japón medieval en forma de muchas escuelas especializadas en su uso, tanto práctico como ceremonial. Sin embargo, con la llegada de las armas de fuego y la eventual pacificación de Japón, el yumi entró en desuso como un arma de guerra y su práctica disminuyó drásticamente. Aun así, gracias a los beneficios de su práctica como una herramienta para cultivar el carácter y espíritu, no fue abandonado del todo. A fines del siglo 19, la faceta bélica (jutsu) de varias escuelas y la faceta ceremonial (reigi) de la arquería japonesa fueron unificadas en una sola práctica cargada de un importante componente filosófico incluyendo elementos Shintoístas, Taoístas, Confusionistas y del Budismo zen. En ese punto, la práctica de la arquería japonesa se consolidó como un arte o una vía para la formación integral del ser humano y pasó a ser conocido como Kyudo, literalmente “la vía del arco”.

 

El Kyudo tiene como objetivo principal el manifestar los tres valores de 真 (shin, verdad),  善 (zen, bondad) y 美 (bi, belleza). La verdad se expresa por medio de un disparo realizado con sinceridad. Debe existir armonía entre la técnica del uso del arco, los movimientos del cuerpo, y la mente del arquero. La bondad se manifiesta mediante una actitud correcta en todo momento, incluso bajo presión o en situaciones difíciles. El mantener la compostura ante cualquier eventualidad permite desarrollar un carácter cortés y correcto. La belleza -además de presentarse a través de las elegantes vestiduras formales y el equipo refinadamente construido- se manifiesta cuando la verdad y la bondad existen en unidad.

 

En general, fuera del Japón existe la percepción de que el Kyudo es una práctica pseudo-religiosa directamente relacionada con el Budismo zen. No obstante, si bien existen grupos que consideran al Kyudo de esta manera, la práctica del Kyudo es sumamente diversa. Algunos practicantes toman al Kyudo como una forma de meditación, otros lo hacen como Budo, otros lo hacen como una actividad deportiva, y hay incluso quienes lo hacen como una actividad social. Todas estas formas de practicar son bienvenidas y coexisten dentro de los dojo en Japón. Es muy común que a lo largo de años de entrenamiento, todos los practicantes, sin importar su motivación o aproximación inicial, se encarrilan tarde o temprano en el camino más profundo del Kyudo; recorriendo la vía del arco como una búsqueda espiritual y una herramienta para el crecimiento y desarrollo personal.

 

Acerca del autor:

Inicialmente inspirado a aprender sobre la cultura japonesa tras su inmersión en la práctica del Kendo en su país natal del Ecuador, Juandiego tomó la oportunidad de estudiar el nivel de pos-grado en Sendai, Japón, donde residio por alrededor de 6 años. Además de sus estudios en Ciencias Ambientales, también ha continuado con su práctica de Kendo y Kyudo, obteniendo el grado de 3º Dan en Kendo y 4º Dan en Kyudo. En el año 2014 participó como director asistente y traductor japonés-inglés-español del documental de Kyudo “One Shot. One Life” (El Disparo de Toda Una Vida) producido por el estudio Empty Mind Films. Para contactarse con el autor por favor escriba a ecuadorkyudo@gmail.com.

La busqueda de la excelencia por medio del arte de la arqueria Japonesa

Por Juandiego Fonseca

19 de septiembre de 2013

Sendai, Japón

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